Las Palmas de Gran Canaria saca pecho de seguridad en plena Copa del Rey

El balance de criminalidad publicado por el Ministerio del Interior resalta una disminución en varios tipos de delitos en Las Palmas de Gran Canaria, pero ciertos barrios conflictivos siguen enfrentando retos significativos. En 2024, los robos con fuerza disminuyeron un 22,2%, el tráfico de drogas un 10,6% y los delitos graves y menos graves de lesiones y riñas tumultuarias cayeron un 14,4%. A pesar de estos avances, algunas zonas conflictivas continúan presentando índices elevados de criminalidad.

La capital grancanaria se destaca como la segunda ciudad, entre las diez más pobladas del país, con menos delitos por cada 1.000 habitantes, situándose solo por detrás de Zaragoza. Durante el año 2024, Las Palmas de Gran Canaria registró 19.691 delitos convencionales, lo que supone una caída del 2,4% en comparación con 2023. Sin embargo, en áreas con mayores problemas sociales, los desafíos persisten, requiriendo una atención y enfoque especial por parte de las autoridades.

El concejal de Seguridad, Convivencia y Cultura de la capital grancanaria, Josué Íñiguez, ha subrayado que "estos datos reflejan la buena política que se está desarrollando en Las Palmas de Gran Canaria en materia de seguridad, con un proceso de modernización y ampliación de la plantilla policial". No obstante, Íñiguez reconoce que en las zonas conflictivas es esencial seguir reforzando la presencia policial y promoviendo programas comunitarios que fomenten la convivencia y reduzcan la criminalidad.

A pesar de los avances en seguridad, el balance de criminalidad indica que algunas áreas siguen siendo vulnerables a delitos violentos y al tráfico de drogas. Los esfuerzos de las autoridades locales para mejorar la seguridad incluyen la incorporación de 45 nuevos agentes, seis subinspectores y cinco inspectores durante 2025. Estos refuerzos tienen como objetivo no solo mantener la paz en las áreas más seguras, sino también abordar los problemas persistentes en los barrios más afectados.

Con estos datos, Las Palmas de Gran Canaria continúa siendo una de las ciudades más seguras de España, pero no se puede bajar la guardia en las zonas conflictivas. Se requiere un enfoque integral que combine el aumento de la vigilancia policial con iniciativas de prevención comunitaria. De este modo, se podrá asegurar que toda la ciudad, incluidos los barrios más vulnerables, se beneficie de una mejor calidad de vida y seguridad.

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