Calle Real de Teror: un viaje por la historia viva de Gran Canaria

Cada año, la Calle Real revive con la Romería de la Virgen del Pino, cuando la Villa Mariana de Teror se llena de visitantes de todos los rincones de Gran Canaria

EL PINO 202506/09/2025JOSÉ LUIS JIMÉNEZJOSÉ LUIS JIMÉNEZ
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Calle Real de Teror I Fotos: ©La Gaceta de Gran Canaria

La Calle Real de Teror es mucho más que un vial: es un testigo silencioso de la historia de Gran Canaria desde los primeros años de la Conquista. Su nombre, "Real", tiene raíces que se remontan a la Corona de los Reyes Católicos, vinculándose primero a la Ciudad Real de Las Palmas, luego a la Plaza Real —hoy de Santa Ana— y finalmente a los caminos y vías urbanas que con el tiempo se consolidaron como calles principales de las villas: las llamadas "Calles Reales". Incluso llegó a existir un Pilar Real que marcaba esta influencia regia en la Isla.

Desde finales del siglo XV y durante todo el XVI, Teror comenzó a desarrollarse alrededor de la primigenia ermita de la Virgen del Pino. Las primeras construcciones conservadas datan del siglo XVII, aunque fue en el siglo XVIII cuando la Villa alcanzó su esplendor gracias a su actividad cerealera, convirtiéndose en un centro económico relevante para Gran Canaria. La Calle Real se consolidó como eje principal de este crecimiento, uniendo las viviendas de pequeños agricultores, comerciantes y notables, y acompañando a la plaza de Nuestra Señora del Pino, corazón religioso y social del municipio.

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Arquitectónicamente, la Calle Real ofrece un recorrido por siglos de historia. Sus casas, construidas con piedra, barro, cal y madera, muestran desde muros de carga primitivos hasta elegantes fachadas con piedra labrada y balcones de madera torneada. La madera de pino canario, resistente y apreciada, se usaba en techos, escaleras y mobiliario, mientras que las tejas artesanales de barro, paja y arena cubrían los tejados a dos aguas, conservando técnicas centenarias. Las diferencias en las viviendas reflejan la diversidad social de la época: desde humildes casas campesinas hasta residencias señoriales de piedra vista y detalles refinados.

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Cada año, la Calle Real revive con la Romería de la Virgen del Pino, cuando la Villa de Teror se llena de visitantes de todos los rincones de la Isla. Durante esos días, el centro histórico se convierte en un escenario vivo donde tradición, fe y patrimonio convergen, recordando que la Calle Real no es solo un camino, sino un auténtico catálogo de la arquitectura y la historia doméstica de Gran Canaria.

Declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1979, la Calle Real y la plaza de la Virgen del Pino conservan intacta su esencia, ofreciendo a los visitantes una ventana única al pasado y a la vida cotidiana de generaciones que forjaron la historia de Teror. Caminar por sus adoquines es recorrer más de cinco siglos de cultura, devoción y arquitectura, sintiendo la continuidad de un legado que sigue vivo hoy.

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